Nuestro pueblo, jamás ha conocido, salvo en lo referente al período
artiguista una enseñanza en serio de nuestra historia a nivel oficial. Ella, en
cambio, ha sido sustituida por una retahíla de medias verdades, dirigida a
encauzar las afecciones políticas de los futuros ciudadanos en favor del
partido de gobierno y en base a lo cual éste otorgaba o no el vital espaldarazo
económico de la oficialización. Mi emocionada admiración y gratitud pues, a
todos los historiadores que renunciaron a dicho beneficio en homenaje a la
verdad.