lunes, 15 de agosto de 1983

MIRAS POLÍTICAS


En reciente página económica de "El País" un articulista haciéndose eco de notorias declaraciones del ministro de Agricultura, se refiere "... a la explotación patriotera de que los campos uruguayos puedan ser adquiridos por extranjeros y llegando a proclamar poco menos que una traición a nuestro futuro la circunstancia de que el mercado se entone con demandas provenientes del exterior; ya habíamos señalado que la intervención de extranjeros en la adquisición de campos, no puede verse sino como un factor favorable hacia una mayor demanda y mejora de los precios".

No siendo economista sino productor rural, ello me basta para saber que una valorización SANA de los campos, no puede provenir de la propina extra que un extranjero pueda adicionarle al "vil precio de la necesidad" a que un productor se ve obligado a enajenar su capital, sino de que la producción de ese campo sea un negocio próspero para quien racional y adecuadamente lo explota y que de él decorosa y exclusivamente pueda vivir.

Esto es, por supuesto, la antítesis de la "panacea" de la que el Ministro y el periodista se lisonjean, o sea que el inversor extranjero adquiera un negocio ruinoso jugando, como quien pone una ficha en la ruleta, con una futura y remuneradora valorización. Así, según datos oficiales que repitiera el Dr. Corso, una de cada 16 hectáreas del país ha pasado a poder de extranjeros. Y el ritmo, no quepa duda, progresará geométricamente.

Pero dada la extrema postración a que esta conducción económica ha arrojado al agro, nos permitimos aconsejar un mullido asiento a quienes especulan con el milagro de una revalorización. Porque tal vez lo único cierto que sabemos de economía es que los tales "milagros" no son producto del azar, sino lógica consecuencia de una serie de medidas acertadas de las cuales, a la primera aún estamos por verle asomar el hocico.

El aparato productivo pues, tendrá que recomponerse primero de la devastadora acción de los economistas pasados y presentes y su nefasta visión de topo. Sus trascendidos, pero tardíos "mea culpa" (entonados en privado), son el "final de Norma" al que han derivado sus engolados alardes y suficiencias de otrora, sin dejar de disfrutar, por supuesto, de los suculentos estipendios con que siguen afrentando a su víctima que lo es el pueblo todo.

Para ellos, para los que detentan posiciones políticas jactándose de no ser políticos, (¿quién acudiría conscientemente a un médico que abominara de la medicina), estos párrafos que hace 135 años Manuel Oribe, militar y presidente de la República que no era economista y tal vez ni siquiera sabía bien donde quedaba Chicago, dirigía al general Lucas Moreno al encomendarle la fundación de Nueva Palmira, con expresiones del más auténtico cuño artiguista: "Pero los agraciados con solares deben ser todos naturales. No me importa el producto que por la compra puedan dar los terrenos que pasan a extranjeros, PORQUE ME HACE MÁS FUERZA LA MIRA POLÍTICA QUE TENGO".

JORGE PELFORT
SOMOS IDEA
agosto 1983